¡Queremos abolir a Dios!

Cuando Syme cuestiona a Gregory sobre los fines del movimiento anarquista al cual pertenecía, el segundo contesta decididamente: ¡Queremos abolir a Dios!. No nos basta aniquilar algunos déspotas y uno que otro reglamento de policía. Hay una clase de anarquismo que solo eso pretende, pero no es más que una rama del no conformismo. Nosotros minamos más hondo y os haremos volar más alto. Queremos abolir esas distinciones arbitrarias entre el vicio y la virtud, el honor y el deshonor, en que se fundan los simples rebeldes. Los estúpidos sentimentales de la Revolución Francesa hablaban de los derechos del hombre, pero nosotros odiamos tanto los derechos como los tuertos, y a unos y a otros los abolimos. (El hombre que fue jueves, de Gilbert K. Chesterton).

Navegando en las redes sociales, uno encuentra y ve de todo: cosas divertidas, reflexiones sobre el cuidado de la vida y el medio ambiente, promoción y crítica política… en fin, una diversa colección de ideas y sentimientos. En esta búsqueda sin objetivo, me encontré un video del prestigioso, galardonado y multicitado pensador Dr. Richard Dawkins, y me hirvió la sangre de coraje al no poder estar en ese momento frente a él y rebatir sus ideas en un foro libre y justo. No tardé mucho en decidir entrar, inmerecidamente, a la palestra junto a los actuales paladines del realismo católico patriota.

Dawkins sostiene que la vida surge espontáneamente, que no hay una inteligencia creadora inicial (ni consciente) y mucho menos continua del universo, las especies y el hombre. Como no hay Dios, no hay alma inmortal ni consecuencias posmortem de los actos libres. Por supuesto, la religión es solo un invento del hombre, que él describe como peligrosa y dañina para las personas y la sociedad.

Aunque sus elocuentes argumentos son bastante persuasivos, las tesis planteadas por Dawkins carecen de sustento y están asidas en el aire. Dawkins, utilizando una mezcla de jerga científica, dialéctica, inducción sofista y emoción, seduce y convence a las multitudes formadas por el mainstream del mass media, las redes sociales y el internet. Este señor es como un rockstar del ateísmo que aparentemente ha develado “el secreto” mejor guardado de la Iglesia y las religiones. Es, sin duda, un profesional de la palabra, perspicaz, mordaz, brillante y muy elusivo, tal como han sido todos los que heredaron la tarea voltariana del combate contra El Espíritu.

El Dr. Dawkins ha ganado muchos debates y discusiones que le han permitido posicionarse y diseminar sus ideas. También ha obtenido galardones internacionales y es reconocido como el pensador contemporáneo más importante a nivel mundial. Sin duda, es un hombre talentoso, y por lo mismo ha podido construir una base de miles de seguidores. Pero estos hechos no le otorgan la verdad en lo que dice.

Tal parece que la capacidad humana, el carisma, el dinero y una inteligente, intensa y fina estrategia de comunicación y propaganda han suplido actualmente a la verdad, mientras que la sencillez de los irrefutables argumentos que han probado y prueban la existencia de Dios, del alma inmortal, de la religión católica y del propósito del hombre y la humanidad, permanecen silenciados por no tener suficientes voces defensoras y se pierden entre el ruido de la multitud.

Existen muchas personas que, junto con el Dr. Dawkins, niegan la existencia de Dios, con todas las consecuencias que suceden a esta afirmación. Si no hay creador, entonces el universo y los seres vivos surgen espontáneamente y entran en un proceso evolutivo de ensayo y error hasta llegar a su obra maestra: el cerebro humano.

La dichosa generación espontánea, que fácilmente podría considerarse una muy mala concepción de Dios, ha sido desbancada científicamente cada vez que ha intentado erigirse como la indiscutible antítesis de Dios. Aun así, cada vez son más los que, admirados por la “indiscutible” retórica dawkiniana, se suman a esta cosmovisión atea del devenir y porvenir de la humanidad. Ideas muertas hace más de dos siglos tratan de mantenerse “incorruptas”, como al cadáver de Lenin, para que el turista se acerque curioso a ver y se adhiera a estas doctrinas.

¿Existe Dios? Y si existe, ¿qué es? ¿Cómo es? ¿La humanidad y el universo estamos aquí por alguna razón, un propósito individual y colectivo? ¿Existe vida después de la muerte? Y si es así, ¿cómo es? ¿Hay un castigo para los malos y un premio para los buenos? Si Dios existe, ¿las religiones están todas en lo correcto aunque difieran unas de otras? Si no es así, ¿existe una religión verdadera o todas son un invento del hombre, una cosmovisión que explica la liga entre el hombre y su creador, y los deberes que uno tiene hacia Él?

Preguntas que la humanidad se ha hecho desde su partida del paraíso y esparcimiento por el mundo antiguo, y que tienen respuestas claras desde hace más de dos siglos. Porque, nos guste o no, lo aceptemos o no, el hombre tiene un propósito y es llegar a Dios para gozar de la verdadera felicidad eternamente. Y para llegar a este fin pasará por el mundo y se enfrentará a esta batalla metafísica entre el bien y el mal, batalla ganada desde la eternidad por Dios, su Hijo y Nuestra Madre, la Virgen de Guadalupe.

Y la verdad ahí está para quien desee conocerla, vivirla y defenderla, porque la verdad es independiente del hombre y no está sujeta a sus caprichos y necedades. Hay que estar atentos y levantar la voz porque quienes desean abolir a Dios seguirán promoviendo a esta clase de “pensadores” como el Dr. Richard Dawkins. Continuarán los libros, películas, videos, documentales, revistas, artículos y demás formas que encuentren para decretar científicamente que no existe nadie ni nada en quien creer.

Ing. Fernando Gallardo Y

fernandogy@gmail.com